La viajera sentimental

En lo que a mí respecta, me he convertido en una Viajera Sentimental por haber viajado no más, sino menos, que la mayoría; y, en cualquier caso, mucho menos de lo que lo he deseado.

Pues la pasión por los lugares, las curiosas emociones que conectan con la disposición de la tierra, con las formas de los edificios, la historia o incluso la calidad del aire y el suelo, nacen, como todo sentimiento intenso y obstinado, menos de las cosas exteriores que de nuestra propia alma. Están hechos de la materia de los sueños y deben ser reflexionados en sigilo y recogimiento. Los lugares por los cuales sentimos ese amor cobran forma, antes de que nos hayamos dado cuenta, a través de nuestros deseos y gustos; más que descubrirlos, los reconocemos en el mundo de la realidad.


Vernon Lee (1908), The sentimental traveler

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